Crepúsculo

Crepúsculo
atardecer desde el Iztaccíhuatl

jueves, 6 de mayo de 2010

"Los saberes de mis estudiantes"

Egarcía_los saberes de mis estudiantes
1) lo que nuestros estudiantes saben hacer en Internet; 2) ¿qué podemos hacer para aprovechar esos saberes en el aula?, así como 3) ¿quién van a enseñar a quién y qué le enseñará? y ¿dónde lo harán?
Los alumnos afirman que (en su gran mayoría) utilizan internet a diario, todos cuentan con direcciones de correo electrónico (requisito en las asignaturas de informática), muchos han creado bitácoras (blogs) o grupos de trabajo y saben “subir” documentos, imágenes, música y videos, constantemente utilizan la comunicación vía Messenger y las redes sociales como myspace, Facebook, Metroflog, Hi5, etc. También usan estos recursos para compartir tareas o información escolar, es evidente que los alumnos están un paso delante de una buena parte del profesorado y es necesario explotar estos recursos como una herramienta viable en el ámbito escolar, desafortunadamente la infraestructura no llega a todos las instituciones y ya no se diga, a las aulas, por lo tanto, este trabajo tendría que partir de los recursos propios de alumnos y maestros, lo cual es una gran limitante.
Una forma de aprovechar estos saberes del alumnado sería por medio de la comunicación vía correo electrónico o por medio de la bitácora o los grupos de trabajo, en mi caso prefiero este tercer recurso, ya que se pueden crear portafolios de evidencias con participaciones en documentos, audios o videos, y de hecho, yo cuento con dos grupos de trabajo para mis alumnos en donde, hasta el momento, solo comparto información de apoyo para las clases, algunos enlaces de direcciones para que ellos pueden consultar, además de que presentan algunos trabajos sencillos. Esto podría ampliarse para presentar audios en donde ellos practiquen la habilidad auditiva y oral (mi asignatura es inglés) y en un futuro no muy lejano, algunos videos, quizá como parte de algún proyecto (todo esto también podría implicar un exceso de trabajo para el profesor, ya que esto requeriría la revisión en casa de trabajos de cien o doscientos alumnos).
Con respecto al punto de quién enseñará, qué y dónde, estaríamos hablando de que es necesaria la participación de todos los alumnos para la ayuda entre pares y la coevaluación como recurso de apoyo asistidos por el profesor. Es evidente que todo este trabajo se habrá de llevar a cabo en casa debido a las limitaciones de tiempo e infraestructura en la escuela, sería dar un gran paso el día en que se realizara un trabajo integrador interdisciplinario entre todas las asignaturas escolares con el apoyo de la asignatura de informática, esto sería hablar realmente de transversalidad en la educación. Quizá este día no estará muy lejano, o al menos así lo espero.
Eduardo García Vázquez

miércoles, 5 de mayo de 2010

"La aventura de ser docente"

El documento de José M. Esteve “la aventura de ser maestro” pone de manifiesto algunos puntos que creo que todo docente reconoce en su labor; la práctica es lo que forma al maestro, aún cuando cuenten con los aspectos teóricos-metodológicos es innegable que en toda profesión se requiere de la experiencia práctica.

Por otra parte, tal pareciera en la realidad, que la escuela debiese ser un sitio de sufrimiento para alumnos y docentes, un lugar en donde venimos a la fuerza a cumplir con una labor desagradable pero necesaria, en varias ocasiones he oído a maestros decir: “yo, cuando fui alumno, también tuve que soportar a los maestros que nos hacían ver nuestra negra suerte, aguantar actitudes despóticas, que no me escucharan, e incluso, hasta golpes, entonces ¿por qué nuestros alumnos tienen que quejarse si un maestro es estricto?

Nada más alejado de la auténtica labor docente, para mí es vital disfrutar de mi trabajo, no concibo que las clases sean una sesión de tortura, ni para alumnos ni maestros, me gusta hablar de mi trabajo, de mis alumnos, sentir que los logros de ellos son el reflejo de mi labor, esto es lo que mas satisfacción puede brindarme el ser maestro.

Además de todo lo anterior, un maestro siempre seguirá siendo un alumno, puesto que nuestro trabajo exige de actualización permanente, creo que es por demás decir que no entiendo entonces por qué algunos cursos y talleres, que pretenden formar mejores maestros carecen de elementos para que sean atractivos al docente-alumno, ¿será que los instructores ya olvidaron también que en ocasiones están al frente de la clase y en otras son solo alumnos? No creo que sea esto, tal pareciera que es en realidad el sistema educativo que no puede modificar esquemas pero que pretende que el docente sí lo haga pero por sus propios medios (“aquí tienes la teoría, a ver cómo puedes aplicarla con tus alumnos).

A pesar de todos los problemas a los que un docente pueda enfrentarse yo jamás cambiaría mi profesión por otra.

"Mi confrontación con la docencia"

CÓMO PERCIBO MI DOCENCIA


Mi gusto por la docencia surgió cuando estudiaba inglés y me quedaba con mis compañeros en el aula a repasar lo visto en clase y yo pasaba al pizarrón a intentar explicar lo aprendido, me di cuenta que se desarrollaba en mí una satisfacción al poder transmitir los conocimientos adquiridos, el coordinador de inglés (quien me había autorizado para que ocupáramos el salón después de clases) me animó a estudiar para maestro en la misma institución y entonces formé parte de la primer generación de maestros de inglés en dicho centro de lenguas.
Al término de mis estudios llevé una ayudantía como maestro en las mismas clases donde yo había sido alumno, todavía recuerdo mi primer clase; yo sentía que tenía el dominio del tema, pero allí mismo fue cuando aprendí que no es lo mismo manejar los contenidos que dar una clase en donde los alumnos esperan algo más que una exposición, y que se requieren muchas otras cosas para ser maestro, eso solo lo da la experiencia, afortunadamente el profesor titular acudió en mi auxilio y supe que tenía que aprender observando las características que un docente debe poseer, conocimiento de la población de alumnos, empatía, dinámica, control del grupo, autoridad y liderazgo, confianza, buen humor, en fin, ser un auténtico artista de su profesión (y aunque todo esto ya lo sabía en teoría, es muy distinto cuando se tiene que aplicar).
Posteriormente manejé un club de conversación, lo cual ha sido una de mis más grandes satisfacciones, los alumnos se quedaban al club después de sus clases(yo no cobraba ni ellos pagaban la clase), de ocho a nueve de la noche y sin que esto les contara como calificación, gran parte de ellos eran personas que habían terminado una jornada laboral y llegaban a duras penas a tiempo para sus lecciones de inglés, muchos de ellos habían tomado sus alimentos alrededor del mediodía y aún así tenían el ánimo para quedarse al club.
Más adelante di clases en la Vocacional No. 1 del IPN, y en 1997 entré al Colegio de Bachilleres plantel 18 en donde al año siguiente fungí como coordinador de la academia de inglés por cuatro años, allí conocí que el trabajo administrativo muchas veces está muy desligado del auténtico trabajo académico y que en estos puestos políticos lo que interesa son resultados a corto plazo más que una inversión a largo plazo. Regresé a la docencia después del cuarto año de mi gestión. Eso es lo mío.
El trabajo de docente es una actividad especial, no es como ser un empleado que llega al centro de trabajo, registra su entrada, cumple con su labor, registra su salida del turno, se olvida del trabajo y regresa a casa a sus actividades cotidianas esperando el fin de semana. Ser profesor implica que estamos trabajando con material humano y en donde nosotros debemos ser un modelo para nuestros alumnos, es una responsabilidad que trasciende del centro de laboral, es un estilo de vida en el cual fungimos como formadores de personas que vendrán a ocupar nuestro lugar en el futuro, de nosotros depende lo que será nuestra sociedad en las siguientes generaciones.
Es por esto que el trabajo docente es una actividad a largo plazo, los resultados no los veremos en un futuro inmediato, yo no sabré si mis alumnos serán exitosos solo porque pudiese obtener buenos índices de aprobación en un semestre, o si ellos pudiesen acceder a una escuela superior recién egresan del bachillerato, los resultados se verán reflejados años después, cuando ellos pudieran aplicar lo bueno o lo malo de su aprendizaje y para ese entonces lo mas probable es que yo ya no sepa qué fue de ellos. Yo puedo recordar a algunos de mis maestros, a otros no, pero, a través del tiempo he valorado en su auténtica magnitud lo que ellos esperaban de mí, muchos de ellos ya han muerto sin que supieran más de mí, quizá estarían orgullosos o tal vez decepcionados, pero yo espero que su trabajo no haya sido en vano, cada vez que veo a una generación sé que algo de mi trabajo habrá quedado allí, para bien o para mal, las próximas generaciones nos pedirán cuentas y no valdrán de nada todos los títulos, diplomas, seminarios, especialidades, maestrías y doctorados que pudiésemos acumular, nuestro trabajo hablará por nosotros.
En lo que respecta a mis clases habituales, un día de labor sería algo así; mi escuela está a solo quince minutos de trayecto, esto me da la facilidad de que muy raramente llegue tarde, trabajo solo el turno vespertino (de 15 a 21 horas), comienzo la clase saludando por su nombre a los alumnos que van llegando, he aprendido que es esencial conocer a todos ellos por su nombre (existen recursos nemotécnicos para aprender sus nombres y en mi caso tengo mas de 200 alumnos) puesto que esto les da una individualidad y hace que se sientan reconocidos, que no son solo un número para el maestro, por otro lado, no es lo mismo gritar “¡hey usted jovencita, la de la blusa a cuadros¡”,que “¡Yareli Yobana, deje de platicar¡” esto nos facilita el trabajo, a continuación platicamos un rato con el propósito de inducir el tema que se trabajará en la sesión, hacemos un repaso de lo visto la clase pasada y entramos en materia (para este momento ya está encendida la computadora y el proyector), no paso lista antes de comenzar la clase, la asistencia la obtengo al hacerles preguntas individuales o con su participación en clase (la participación no tiene validez como calificación).
La clase la desarrollamos en medio de comentarios, alguna que otra broma o cualquier elemento que haga amena la sesión (considero que una clase no tiene por que ser monótona o tediosa) porque es necesario para mí el disfrutar de mi trabajo y por ende, que los alumnos también pasen un rato agradable, pero esto sin que se altere la disciplina o se transgreda el respeto mutuo, para esto es necesario tener el dominio de la clase y hacer cumplir las reglas, si fallas en esto, el respeto y la autoridad se pierden.
Para mí una clase no consiste en sentarse detrás del escritorio y desde allí dirigir la acción, yo tengo que estar caminando entre las mesas revisando, preguntando o aclarando dudas, cuando explico algo siempre acompaño a la clásica pregunta ¿sí se entendió? con preguntas a los alumnos que llegase a ver distraídos, de esta manera casi puedo asegurar que sí se entendió la explicación (porque de otro modo todos responderían ¡sí entendimos¡ aunque no sea cierto).
Si llegase a ocurrir que la computadora o el proyector fallaran, o cualquier otro elemento ajeno alterase el desarrollo de la clase, entonces siempre debo tener actividades alternas para suplir esas irregularidades, siempre debemos contar con un plan “B”.
Los materiales didácticos y demás recursos siempre deben ser actuales, el uso de Internet también debe ser cuidadosamente elegido con base en la planeación diseñada para que, aparte de abordar contenidos, sea información relevante que además inculque valores y tienda a motivar la crítica y la reflexión en ellos.
Un maestro debe tener una cultura amplia, como aquellos antiguos maestros que eran versados en todo tema, conocer de la realidad del adolescente y de nuestro entorno, saber hablarles de historia, geografía, física, literatura, conocer la currícula escolar, contar con una aceptable redacción y ortografía, etcétera, puesto que no es válido argüir “yo soy de inglés y no te puedo hablar de ciencias sociales”, debemos ser maestros integradores de conocimientos, creo que es aquí donde podríamos hablar de transversalidad en las asignaturas. Estas son las herramientas de un docente.
Quizá con esto que refiero podría suponerse que soy un buen maestro que no tiene problemas con su clase y que mis alumnos salen excelentemente preparados, nada mas lejos de la realidad, todos enfrentamos una problemática en la cual el alumno se siente decepcionado de su entorno, es manipulado por los medios masivos de comunicación, la comercialización de la vida, la carencia de valores, la violencia, el descrédito de las instituciones, la corrupción y demás factores en los que poco o casi nada podemos incidir, el alumno difícilmente respeta autoridades, el ganar su confianza no es sencillo, pero esa es nuestra labor, ser maestro no es un trabajo cualquiera.
También es cierto que siempre contaremos con magníficos alumnos que, como dice la odiosa frase, “el alumno aprende con maestro, sin él y a pesar de él”, pero estos alumnos ya vienen con una motivación intrínseca, son buenos por sí mismos, los que nos deben preocupar son aquellos a quienes tenemos que darles razones, motivarlos y convencerlos para que estudien y se preparen, de su futuro depende el nuestro y el de las próximas generaciones, el trabajo muchas veces es desalentador, pero bien vale la pena, yo no concuerdo con quienes dicen “si logro que tan solo un alumno aprenda algo de mí, me doy por satisfecho” ¿y todos los demás?
¿Motivos de insatisfacción? Sí los tengo, y más que nada con la burocracia institucional, a ellos no les interesa el alumnado en última instancia, a ellos les interesa su puesto, el estado no quiere hacer inversiones a largo plazo, piensan que no es redituable, la misma RIEMS es producto de imposiciones internacionales del mundo globalizado, es una situación política, pero también, no dudo que existen personas valiosas que sí creen en un auténtico cambio en la educación nacional, es con ellos con quienes debemos trabajar para dar a nuestros alumnos una verdadera educación de calidad, es por eso que estoy en esta especialidad, si no creyera en que algo bueno va a salir de aquí, entonces jamás me hubiese inscrito. Nosotros, en la realidad, no trabajamos para una institución, la institución debe trabajar para nosotros y nosotros para nuestros estudiantes.
Con que ¿quieres ser maestro? Entonces prepárate para toda una vida de estudio. Nunca serás lo suficientemente bueno como para descansar.


Eduardo García Vázquez